Pero, a veces, no todo es lo que parece.
Mientras todos duermen y usted se acerca a la ventana para ver la calle vacía, aparece una figura extraña en la vereda de enfrente y usted ya no puede ver otra cosa que ese fantasma, ya no puede escuchar otra cosa que la melodía de su canción. Sería inútil gritar o intentar correr. El espectro de Connie Francis comienza a elevarse hasta su ventana transformándose, poco a poco, en una mujer sapo.
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