Cuando es de noche, el viaje dura 26 minutos. Una vez ahí, arriba, desde el puente, se puede ver la torre encendida, una pista de aterrizaje de ovnis y de seres de otras dimensiones, adornada con luces rojas y verdes. Adentro hay unos tipos que vienen desde Venus a tomar un vaso de ginebra. El piso del bar gira y nosotros giramos con él, entonces, uno puede mirar desde allí la ciudad entera; de fondo, mientras tanto, en la gramola suena esta canción de Hank Snow:
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